sábado, 18 de agosto de 2012

Ganarse la vida

Traduccción de Guanyar-se la vida

Todos los animales tienen una vida al nacer. Sus preocupaciones principales son conservarla, hacerla crecer y reproducirla. Los humanos que vivimos en las sociedades cuyos componentes denominan avanzadas, tenemos unos niveles de desarrollo que nos permitirían conservar la vida, hacerla crecer y reproducirla de una manera controlada. Y esto lo podríamos hacer a nivel global, de toda la Tierra. Lo único que haría falta es abordar los problemas con visión general y a largo plazo.

Pero sería demasiado fácil, así que cada uno de los seres humanos de estas sociedades tenemos que demostrar al resto de la sociedad nuestra valía para tener acceso a los bienes comunes. Cómo lo hacemos? Pues "ganándonos la vida". Dejando de lado que no todos partimos en igualdad de condiciones, prácticamente todo el mundo debe encontrar un trabajo, una actividad por la que alguien esté dispuesto a pagar.

A medida que la tecnología va avanzando, muchos trabajos que requerían mano de obra los pasan a hacer máquinas. Claro que aparecen nuevos trabajos, más especializados, para manejarlas o diseñar otras nuevas. Pero, en general, se necesita mucha menos mano de obra. Si la disminución consiste en pasar de trabajar doce horas diarias sin festivos, a trabajar su 40 o menos a la semana, perfecto. Pero llega un punto en que comienza no hacer falta tanta gente. Como todo el mundo ha de ganar la vida, hay que crear más puestos de trabajo.

Las maneras como se van creando nuevos puestos de trabajo son muy diversas. En primer lugar, aparece la clase media, que tiene acceso a muchas comodidades reservadas antes a las clases acomodadas. Una vez cubiertas estas comodidades, hay que ir buscando otras para poder generar más puestos de trabajo. Aquí hay un gran inversión de imaginación para crear necesidades nuevas.

Pero no se pueden crear necesidades constantemente, así que habrá que ir por otras vías. Hay trabajos que nunca se acaban por su propia naturaleza. Se trata de la producción de lo que consumimos: alimentos, agua, energía, etc. Por esta vía, podemos crear puestos de trabajo si gastamos más. Esto nos lleva a potenciar un exceso de consumo, con lo que más gente se podrá ganar la vida. Desgraciadamente, a menudo el exceso de demanda provoca que se fuerce la producción, generando productos de peor calidad, de los cuales se acaba desperdiciando una buena parte.

Hay otros bienes que no son de consumo, propiamente. Hay pueblos cazadores que recuperan las flechas que usan, mientras aún sirven. Antes, al desmontar una valla, no sólo se conservaban las maderas en buen estado, sino incluso los clavos que aún servían. La ropa se iba gastando pero se iba zurciendo. Otra manera de conseguir más puestos de trabajo es convertir todos estos bienes que se desgastan en bienes de consumo. Entramos así de lleno en los artículos de usar y tirar. Ya tenemos toda una serie de gente trabajando siempre, porque lo que producen se tirará. Esto genera unos residuos impresionantes, pero ... ¿Dónde está el problema? ¡La gestión de los residuos también supone más puestos de trabajo!

¿Y los bienes no perennes? Si una flecha o un clavo se reutilizaba, más aún las herramientas, los arados, la cerámica, los muebles, etc. Pero hay que hacer rentables y dar continuidad a las industrias creadas para producir, ya no sólo herramientas, sino también electrodomésticos, coches, etc. Entonces aparece la obsolescencia programada, o sea, una tomadura de pelo descarada. Así como el lema de usar y tirar es indiscutible, ya que se usaba como reclamo de ciertos artículos y se vendía como una bondad, creo que la obsolescencia programada no es algo reconocido oficialmente, pero todos experimentamos día a día que las cosas se estropean más allá de lo razonable, y antes cada vez. Así, necesitamos ir renovando lavadoras, neveras, coches, móviles, ordenadores. Los residuos son aún más difíciles de gestionar, pero esto son, en definitiva, más puestos de trabajo.

Estos sistemas ya hace tiempo que funcionan, aunque se han ido exagerando. Pero poco a poco se ha montado una rueda de la que es prácticamente imposible mantenerse al margen si vives en una sociedad "avanzada". Sencillamente, los productos "bien hechos" ya no existen, porque saldrían demasiado caros y ya no se fabrican. Y como tenemos tantas comodidades, hay tareas que ya no las hacemos, las llevamos a hacer fuera, o atraemos a gente de países que previamente hemos expoliado para que nos las vengan a hacer a casa.

Y entonces, ¿de qué trabajamos nosotros? Bueno, en mi opinión, una de las nuevas fuentes de empleo es la hipertrofia del control y la gestión. Como cada vez las cosas se hacen más lejos, es más necesario controlarlas y se empiezan a crear capas y más capas de gente que trabaja para validar que lo que se hace es correcto y para hacer un seguimiento de que todo sigue el su curso. Sin extenderme más en este punto, estos trabajos sólo se justifican si realmente aparecen "problemas", por lo que suelen ser bajo tensión y bastante estresantes. Un efecto de esta tensión es que suelen prolongarse más allá de la jornada estipulada.

Con todos estos elementos sobre la mesa, se puede decir que, demasiado a menudo, perdemos trabajando la vida que nos ganamos trabajando. Hace tiempo tenía un muy buen jefe de proyecto que usaba a menudo el dicho catalán M'és  igual treballar que fer feina. Hace no tanto descubrí que iba etimológicamente errado: al parecer, mientras que faena viene del verbo hacer y se refiere a las cosas que deben ser hechas, el origen de la palabra trabajar es un instrumento de tortura de los romanos. Hoy en día la diferencia entre ambas palabras se ha perdido, pero mucho mejor sería que nos dedicáramos a hacer lo que debe ser hecho, en lugar de torturarnos para ganarnos la vida.

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