jueves, 8 de noviembre de 2012

¡No te la puedes perder!

Traducción de No te la pots perdre!

Esta huelga sí que la haré. En su momento ya expuse los motivos por los que no participé en la del 29 de marzo. Aunque hay algún aspecto que no ha cambiado, como por ejemplo, la afectación que tendrá para mi empresa, a esta huelga le veo muchos elementos por los cuales no he dudado nada en apuntarme.

Esta vez, la protesta no se centra sólo en un aspecto, como era la reforma laboral en el caso del 29 de marzo. En estos seis meses, todo ha ido muy rápido. Nos han rasgado la venda de comodidades y seguridades con la que nos han mantenido tranquilos durante tantos años. Se mire donde se mire, se está rompiendo todo a nuestro alrededor. Los porcentajes de gente por debajo del umbral de la pobreza o de familias sin ningún miembro trabajando se disparando, de la misma manera que se dispara el número de personas que revuelven en los contenedores o las papeleras de la calle. Cada vez hay más desahucios, más gente excluida del sistema, que se han quedado sin piso y con una deuda que difícilmente se podrán sacar nunca de encima. Y tenemos dónde divisar nuestro porvenir: los países que nos han precedido en los rescates, como Grecia, Portugal o Irlanda.

Y mientras nos dicen que todo esto es inevitable, los más ricos aumentan su riqueza. Los bancos rescatados con dinero de todos expulsan de sus casas a gente que ha perdido su trabajo. Y en muchos casos lo han perdido porque han cambiado las reglas de juego con una reforma laboral impensable cuando firmaron la hipoteca. Los que debían protegernos contra la especulación no lo hicieron y ahora se encargan sólo de garantizar que el dinero de los poderosos no se pierda, dejando totalmente desprotegidos a los más débiles. Nos hacen pagar una deuda ilegítima, porque el contrajeron sin que pudiéramos expresar nuestra conformidad y porque, cada vez más, se gestiona por parte de estamentos que escapan al control democrático.

A estas alturas me parece que muy poca gente se cree el discurso de que el camino que han emprendido es el único que se puede hacer. De hecho, son pocos los que se tragan que éste sea un camino para salir de la crisis. Y no es una cuestión de creencias sólo, sino que los datos lo corroboran, viendo cómo cada vez empeoran más los indicadores. Pero a los dirigentes que están haciendo estas políticas no se les puede decir nada porque se envuelven de una legalidad democrática que les permite hacer lo contrario que prometieron cuando se les votó. Así, se nos quiere hacer caer en el discurso de lo inevitable.

Pero es tal la desconexión que existe hoy en día entre las ruedas de molino y nuestras gargantas que ya no comulgamos. No nos pueden hacer creer que los recortes en educación y sanidad son por nuestro bien. Sabemos que no nos están protegiendo cuando "modulan" nuestro derecho a manifestarnos. No es por nuestro bien que intentan escondernos información o multan a la gente que hace públicos casos de corrupción. Todo esto lo han llevado a un punto tan exagerado, se han creído tanto que son intocables, que podemos conseguirlo. Han tensado tanto de la cuerda, que la veo a punto de romperse, porque el miedo que podía tener la gente a perder el estatus se ha desvanecido al ver lo rápido que lo estamos perdiendo.

Si esta huelga sale bien, la siguiente puede salir mejor, puede ser más larga, hasta que se den cuenta que los hemos elegido para que nos presten un servicio, no para servirse de nosotros; hasta que inicien una reforma en la que todos podamos participar en la decisión de qué sociedad queremos, hasta que desaparezca la democracia ilustrada. Nos dicen que la huelga dará mala imagen. Pues no, lo que da mala imagen es un pueblo que admite sin rebelarse que los más desvalidos paguen los errores de los poderosos.

En clave catalana aún tiene un aliciente añadido. Mas es uno de los grandes recortadores de esta obra de teatro. Además, se ha llenado la boca del clamor del pueblo del once de septiembre. Si esta huelga sale bien, deberá atender otro clamor. Y este será de gente que pierde dinero y no sólo el rato de ir a la manifestación, gente para la que supone un esfuerzo importante esta movilización. Y este esfuerzo lo hace porque no se le permite otra manera de expresarse. Si tan sensible es a los clamores populares, ¿apoyará una consulta sobre el apoyo a los recortes? Y si lo que le preocupa es la ilusión, Mas puede estar tranquilo, que el proyecto de reconstruir la democracia puede ser mucho más ilusionante que el de tener un estado propio, interdependiente, no rupturista y desexpoliado. De hecho hablar de expolio español no tiene sentido si lo comparamos con el que lleva a cabo los mercados.

Pero uno de los puntos de que menos se habla es uno de los principales para mí: esta huelga va más allá del estado. Para los que siempre penasmos que Europa es un proyecto que vale la pena, pero que últimamente nos cuesta creer en él, es una muy buena señal que la europeización no sea sólo de los intereses financieros, sino que empiece a formarse un entramado social de revuelta contra las diferencias crecientes, contra el desmantelamiento de los servicios públicos, contra el capitalismo feroz que nos está comiendo. Es esencial que la Europa del BCE tenga enfrente la Europa de los que no queremos que decidan por nosotros.

Me dejo otros aspectos y reivindicaciones que se añaden a esta huelga. Estoy de acuerdo en la gran mayoría de argumentos que he oído a favor de ella. Espero y creo que será un éxito y que servirá como toque de atención. Porque, en definitiva, nosotros podemos vivir sin los poderosos, pero los poderosos no sobrevivirán sin nosotros.

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