domingo, 13 de enero de 2013

La expertcialización

Traducción de l'expertzialització

Ya he terminado de leer el libro El Cisne Negro. No se puede decir que esté de acuerdo con todo lo que dice, pero creo que es interesante leerlo y pensar sobre lo que plantea. A pesar de que muchos de los ejemplos que pone versan sobre la economía, para mí es más bien un libro de filosofía. En esta entrada quiero tratar uno de los aspectos que van apareciendo en el libro, aunque no es el principal: el papel de los expertos en un mundo especializado.

No se trata de un tema nuevo. Cuando iba a la universidad ya nos planteábamos el tema de la especialización, ya que, dada la amplitud de los conocimientos de que se dispone en la actualidad, resulta imposible profundizar en muchas disciplinas diferentes, ser como los sabios del Renacimiento. Entonces se solía plantear como un dilema entre saber poco de mucho o saber mucho de poco. Parece que el marcador se va decantando hacia la especialización, cada vez más.

Y como resultado de la especialización, se ha ido acentuando el papel de los expertos. Sobre el papel que deben desempeñar en nuestra sociedad hace menos tiempo que he empezado a dar vueltas, pero últimamente he ido viendo algunas referencias. Seguramente habrá más momentos que haya oído poner en duda el papel actual de los expertos, pero ahora mismo me vienen a la memoria algunos recientes. Uno de ellos es el final del documental Inside job, en el que dicen que los expertos en economía nos querrán hacer creer que todo es muy complicado, pero que en realidad no lo es tanto, que se trata de una cortina de humo para forzar las políticas que les interesan. También, en la entrevista que le hizo Jaume Barberà a Teresa Forcades en Singulars, ella sostenía que el papel de los expertos era analizar las situaciones pero que la decisión de los temas que nos afectan a todos no las pueden tomar los expertos por el hecho de serlo, saltándose cualquier control democrático. En este sentido se declaraba en contra de que la política económica la marcaran únicamente especialistas en economía, tecnócratas al fin y al cabo.

Poco a poco me voy convenciendo de que no podemos creer lo que nos diga un experto sin cuestionarlo. Uno de los motivos es que muchos de los expertos actuales se han especializado tanto que han perdido la perspectiva. En el libro El Cisne Negro, el autor comentaba que había encontrado más resistencia a sus ideas en gente que trabajaba constantemente con probabilidad y predicciones, que con gente de la calle no "viciada". Está claro que podría ser debido a que no tuviera razón, pero yo me he encontrado muchas veces en que la solución a los problemas viene dada cuando conseguimos partir de cero, resituarlo desde el principio, cuestionar lo que damos por hecho.

Los expertos pueden saber mucho del tema en el que se han especializado, pero tiendo a desconfiar de los que no son capaces de explicarlo a los que son profanos en la materia. Por ejemplo, un buen médico podría no ser el que te dice únicamente lo que tienes que hacer para curarte, aunque acierte, sino el que te da explicaciones de lo que cree que te está pasando, que te da los motivos por los que lo cree y que te propone la solución que considera más adecuada, contándote las alternativas. De la misma manera, no hay una única política económica a seguir, aunque nos estén insistiendo constantemente por parte de los estamentos políticos que nos gobiernan. También sería bueno cuestionar al técnico que viene a arreglar la tele, y al informático que nos desarrolla un programa que hemos pedido.

Con esto no quiero decir que debamos rehacer todos los cálculos que haya hecho un experto, pero este debe ser capaz de elevarse por encima de su pozo de especialización y mirar su trabajo desde nuestro punto de vista, de forma que nos haga partícipes de sus conclusiones y podamos discutir los criterios. Esto quiere también un esfuerzo por nuestra parte. Implica rechazar esa creencia de que nosotros no lo entenderemos porque no sabemos. No llegaremos al mismo grado de profundidad que el experto, pero los criterios y las bases sobre las que se están tomando determinadas decisiones sí nos son asequibles.

Debemos aprovechar que estamos en un momento de la historia en el que tenemos una masa social muy amplia que ha tenido acceso a la educación y que tiene mucha información al alcance, aunque a veces se disimule tan bien.

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