jueves, 25 de abril de 2013

Idolatría

Traducción de Idolatria

Hace muchos años, en cada tribu había un brujo que siempre sabía lo que se tenía que hacer. Hace pocas semanas, en un Documentos TV de TVE pudimos ver un programa sobre los especialistas, y uno de los entrevistados dijo que se habían cambiado las bolas de cristal por los Power point. Lamentablemente, tenía toda la razón.

El pasado domingo apareció una noticia en El País, en la sección de economía que hablaba de la depresión del Excel, donde se explicaba que dos economistas con una gran reputación habían publicado un trabajo a principios del 2010. En él identificaban un umbral de endeudamiento del 90% del producto interior bruto, como un punto de inflexión a partir del cual el crecimiento económico caería en picado, según su tesis. Como los autores tenían un gran prestigio, el estudio se ve que ha tenido un gran eco desde que se publicó. Supongo que, además del prestigio, también influyeron bastante la receptividad a estas ideas, por parte de determinados oídos ultra-liberales.

Ahora resulta que, después de que otros economistas hayan intentado  reproducir los resultados sin éxito, los autores han compartido el Excel que usaron para hacer los cálculos y se han encontrado algunos criterios discutibles pero, sobre todo, un error en el formulación de la hoja de cálculo que, en conjunto, invalidan la conclusión del punto de inflexión en el 90%. En este último aspecto, en el error de cálculo, es donde ponía el énfasis el artículo del diario, argumentando que una fórmula errónea puede haber provocado la crisis actual.

Ciertamente, es penoso que una conclusión como ésta se acepte como buena, y se tomen medidas tan drásticas basándose en ella, sin hacer una comprobación exhaustiva. Pero, para mí, esto no es lo más grave. La mera hipótesis de que un estudio estadístico de datos pasados, por muy abundantes que sean, nos pueda predecir cómo funcionará la economía bajo determinadas circunstancias la encuentro totalmente absurda.

La economía no es una máquina, no tiene unos engranajes que se van moviendo los unos a los otros según una planificación previa. Se trata de una actividad donde intervienen todo tipo de factores, como los ambientales, los climatológicos, catástrofes naturales, disponibilidad de recursos, avances tecnológicos, etc. Pero, por encima de todos estos factores, intervienen los hombres, con sus políticas, sus guerras, sus modas, sus culturas. No reaccionará de la misma manera la gente de una sociedad industrial con mucha mano de obra haciendo tareas rutinarias, que una sociedad con un alto nivel de acceso a la cultura y intercomunicada, tanto en cuanto a las posibilidades de viajar, como en los recursos tecnológicos para compartir conocimientos.

Según este criterio, ¿qué es lo que nos puede asegurar una estadística, basada en datos de cuarenta y cuatro países durante doscientos años, sobre el comportamiento de nuestra sociedad en el futuro? Yo creo que nada. Nos puede dar una pista, o ayudar a pensar en distintas posibilidades, pero nunca lo podemos tomar como una verdad absoluta.

Se me van acumulando pruebas contra la idolatría a los especialistas y a su supuesta cientificidad, que les acaba convirtiendo en los brujos del Power point. Y el problema es que parece que tenemos ídolos para parar un carro.

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