domingo, 21 de julio de 2013

Democracia recauchutada

Traducción de Democràcia recautxutada

Esta entrada nace a partir del comentario que un gran bloguero y buen amigo ha hecho de la anterior, Bricolaje político: La democracia no es fácil, pero la alternativa son las dictaduras (más o menos evidentes). Totalmente de acuerdo pero, ¿qué nivel de secuestro marca el umbral por debajo del cual podemos seguir considerando que un determinado régimen puede llamarse democracia? Seguramente no hemos llegado a ese umbral, pero nos estamos acercando peligrosamente. Y acelerando. No se admiten responsabilidades. Las debilidades del sistema no están corrigiendo, sino blindando. Los principios básicos se dejan de lado para escudarse sólo en la legalidad, aplicando la norma y no la esencia. ¿En qué me baso? Todos podemos encontrar ejemplos, yo os pondré mis (algunos al menos).

Aquí nadie dimite si no se ve absolutamente forzado. Cuando aparecen nuevos casos de corrupción, muchas veces las respuestas consisten en remarcar que en el resto de partidos también hay. El mensaje transmitido no es "yo soy bueno", sino "el resto es peor". La responsabilidad de las políticas aplicadas en algunos casos, en contra de programas presentados, nunca es de quien lo aplica sino del gobierno anterior, de la coyuntura política, de las instrucciones de Bruselas o de cualquier otro factor ajeno. Si la persona que gobierna no puede aplicar la política en la que cree, debería dimitir. En caso contrario, está diciendo que es igual quien haya en el gobierno, ya que todos harán lo que les diga alguien, a quien no hemos elegido (poco democrático, ¿verdad?).

Cuando las cosas se tuercen y las noticias que aparecen en la televisión no son agradables por el gobierno, no se intenta no generar estas noticias, sino que se cambian los equipos de los informativos de la televisión pública para que no las presenten o lo hagan de una manera más "conveniente". Si hay protestas en la calle, se criminalizan y se trata de obstaculizarlas al máximo, en lugar de analizar las causas que han llevado a las personas a protestar.

También se invaden el resto de poderes, como el judicial, consiguiendo que los miembros de los diferentes organismos estén ligados al gobierno. Seguro que es legal, pero ¿quien controlará si se controla al controlador? El presidente del Tribunal Constitucional resulta que había sido militante del Partido popular cuando ya pertenecía al tribunal. Además, lo había ocultado. Quizás es legal, pero no estaría de más que dimitiera, ¿no?

El presidente del gobierno está absolutamente salpicado por dudas razonables de corrupción. La solución que presentan algunos militantes del PP, entre los que está el vicepresidente del Parlamento Europeo, Alejo Vidal-Quadras, es renovar el gobierno sin convocar elecciones, porque conduciría a un parlamento fragmentado e inestable. Quieren aplicar el derecho que tienen a agotar la legislatura, a pesar de que reconocen implícitamente que ya han perdido este derecho en el terreno de las urnas. Pasan el derecho legal de agotar la legislatura por encima de lo que admiten que sería la voluntad de la gente en este momento. Esto no lo dice un don nadie, sino un alto cargo del Parlamento Europeo. ¿No es un secuestro de la voluntad del pueblo?

Ya hace unos años una marca de neumáticos hacía publicidad bajo el eslogan Power is nothing without control (La potencia sin control no sirve de nada). Una de las imágenes de la campaña era un atleta a punto para correr con zapatos de tacón. Venía a decir que un coche, aunque tenga un motor espectacular, no nos llevará a donde queremos si no tiene unos neumáticos que le permitan agarrarse a la carretera. De la misma manera, una democracia sin control no sirve para nada: aunque tenga unas instituciones formalmente impecables, no nos llevará a donde queremos si no están arraigadas en la gente, si ésta no puede indicarle el camino a seguir.

Continuando con el símil automovilístico, podríamos decir que en los años setenta teníamos un régimen que era como un neumático gastado y a punto de estallar. Se hubiera podido cambiar pero, por motivos que aquí no cuestionaré, se decidió recauchutarlo, ponerle una nueva banda encima que le diera control, que conectara las instituciones con la gente. Han pasado los años y aquella capa se ha gastado y está saltando. Es como si apareciera el viejo neumático debajo, e instituciones y pueblo van, cada vez más, en direcciones opuestas. Se nos hace patente que tenemos una democracia recauchutada. Ahora hay que ver qué queremos hacer: si volvemos a aplicar la misma solución, o tratamos de renovar el neumático entero.

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