sábado, 10 de agosto de 2013

Fin de la cita

Traducción de Fi de la cita

El día 1 de agosto el presidente del gobierno tuvo a bien comparecer en el Parlamento para pasar por la cara a todos los presentes que tiene mayoría absoluta. Se jactó de que el resto de grupos no tenían instrumentos para obligarle a ir, llegando a la conclusión de que había sido magnánimo al hacerlo. Parece que no se da cuenta que estaba señalando otra de las carencias que tiene el sistema parlamentario.

El discurso no lo oí, pero he leído después la transcripción. ¿Conclusión? Tiene mayoría absoluta y seguirá haciendo todo lo que crea conveniente para seguir ganando la confianza de los mercados. En un momento determinado le dice al jefe de la oposición que están allí para administrar bienes que no son de ninguno de ellos. Lo dice pocos días después de conocerse que ya se dan por perdidos 36.000 millones de euros de los que se prestaron a la banca a través del FROB. Pero, ¿qué es lo importante? La estabilidad de la imagen de España en el exterior. Aunque sea falsa y que los dos grandes partidos sepan que viven de un crédito que ya no tienen, que los votos que obtuvieron ya no serían para ellos. Es por eso que ninguno de los dos pide nuevas elecciones. 

Pero es posible otra lectura del discurso, mucho más humana. El rey ya se disculpó hace un tiempo por haber sido tan indiscreto como para romperse una cadera en Botsuana. Y nos aseguró que no volvería a pasar. Rajoy también reconoció su error: admitió ser demasiado bueno y haber creído en un falso inocente, que al final resultó ser un presunto culpable. Se declaró orgulloso de esta bondad, que le permite confiar en personas dudosas y seguirles pagando un sueldo con despacho en la sede del partido hasta el día después de que se publiquen informaciones comprometidas en la prensa. Pero es que es gracias a esta bondad que no censuró al actual ministro de Industria, que fue acusado y al final se demostró que el posible delito había prescrito. Es por ello que seguirá haciendo gala de ella, y confiará los bienes de todos (que administra con tan exquisito cuidado) a personas inocentes hasta que se demuestre lo contrario (o prescriba el delito).

Y nos transmitió en su discurso un mensaje subyacente, casi subliminal. Era un mensaje de arrepentimiento y un propósito de enmienda, como antes había hecho el rey. Un mensaje repetido como un mantra, como los avemarías de penitencia estipulados por un confesor. Nos estaba diciendo a todos que ha decidido romper totalmente con él, dejar de enviarle mensajes al móvil, incluso borrarlo de su agenda. Ya no volverán a ir a tomar una cervecita juntos. Ya no volverán a quedar. Anulará cualquier reunión que tuviera acordada con él. Es el fin de la cita.

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